jueves, 22 de noviembre de 2007

ya no sé ni que día


hospital, hospital, hospital. ya tengo instalado en mi olfato a los medicamentos,el olor a enfermxs, a ese no se qué que tienen todos los hospitales y sanatorios. me conozco con la mayoría de lxs pacientes, de sus familiares, y poco a poco nos adentramos en la vida de cada uno, de cada una, los dolores, los sufrimientos. y si. en un hospital no se habla de mucho más. y en el medio ella, hablando fuerte, sin parar, de medicamentos y relojes mágicos, dando consejos, pidiendo comida, imaginando a florencia de la v sentada al lado suyo, esperando una tomografía.conciente y perdida a la vez. por momentos espero una solución mágica a todo esto, sabiendo en el fondo que no hay vuelta atrás. pero la veo tan sonriente que no puedo, me niego a creer.
me niego a esperar a la muerte. me niego a las despedidas, no puede ser, no es.
y de a poco, a pesar de todo, voy sintiendo ese desarraigo simbólico, del que me hablaron y el que tan bien describe mis sentimientos. esa pérdida de historia, de raíces , de identidad....
y veo tantos ojos tristes, miradas que esperan sin esperar, ojos vacíos, lágrimas casi imperceptibles.
angustia que va y viene entre mates y comidas a deshoras. angustia siempre presente, angustia entre pastillas, morfina, suero y galletitas, amor, las que le gustan a ella.
y en el medio de todo, los que estamos acá.
los que estamos y lloramos y no queremos que.
pero sabemos qué. demasiado bien para mi gusto.

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